Las plantas muertas de sed bailan, extrañamente crecen por las paredes de esta casa. Se agarran con quejoso ritmo a sus propias raíces, justo ahí donde nadie las entiende, y crecen. Crecen enredadas pero evitan nuestros muebles, nuestros discos. Lo que hemos construido.
Anoche soñaste el engaño y yo soñé que subía corriendo una montaña. Conscientemente atravesé los humedales y caí en los arrozales, secos. Siempre he rondado esta sequía. Pero soñé que me agarraba a mis adentros, por primera vez me erguí sin duelo, y eché a correr. Por primera vez corrí sin duelo. La montaña asumió el daño y se hizo valle gris abierto. Las plantas muertas de sed hablan, se las oye claramente en este valle. ¿Escuchas lo que dicen? ¿Escuchas realmente?
Anoche soñaste el engaño y yo hoy perdí el descanso.